¿Qué aficionado a la fotografía no se ha visto tentado a saber cómo se captura la Vía Láctea?
La noche es diferente, es mágica, y en ella podemos encontrar muchos desafíos fotográficos que pasan desapercibidos cuando tenemos luz.
La Vía Láctea cambia de posición conforme se va moviendo la tierra, y la fotografía nocturna está evolucionando para facilitarnos congelar los objetos del cielo. Cualquiera tiene al alcance poder fotografiarla con una cámara de iniciación, ya que los nuevos sensores de las cámaras y los objetivos luminosos lo están poniendo muy fácil, algo que hace unos años con las cámaras analógicas era totalmente diferente.
Si poder observarla a simple vista es impresionante, fotografiarla constituye todo un reto al poder captar lo que no apreciamos con nuestros ojos. El cielo tiene color.
Viendo la cantidad de estrellas que tenemos en el universo, nos damos cuenta de que somos más pequeños que un grano de arena en comparación a lo que tenemos ahí arriba.
La astrofotografía es un campo muy diferente dentro de la fotografía, donde vamos a necesitar un equipo y material más especializado que podamos aprovechar al máximo. Así podremos captar todos los colores y detalles de la noche que no percibimos a simple vista, como esas nebulosas y manchas de gas que el cielo nos oculta.
Todos los fotógrafos profesionales o aficionados trabajan hoy día con cámaras digitales, que no son otra cosa que la evolución tecnológica de las réflex de película y cámaras sin espejo. Sus sensores han mejorado mucho y nos van a permitir registrar esa información que hay oculta detrás de las estrellas, a muchos años luz de distancia.
La mayoría de los sensores nos van a permitir movernos con una sensibilidad alta, donde obtendremos buenos detalles con ISO entre 3200 o 6400. Siendo este recurso más efectivo a la hora de sacar luz, tendremos que tener en cuenta que al subir el ISO aumenta el ruido digital, lo cual puede ser molesto en algunas imágenes.
EQUIPO NECESARIO
El equipo fotográfico es una de las partes más importantes para fotografiar el cielo nocturno.
Con una cámara de aficionado se pueden obtener resultados muy decentes. Lo más recomendable es una cámara de formato completo para fotografiar mejor la Vía Láctea, en lugar de cámaras APS-C.
Cuanto más grande sea el sensor, más luz se va a captar, y por lo tanto va a permitir subir el ISO para conseguir fotos más nítidas y con menos ruido, y la rapidez del enfoque se notará aún con poca luz. Esto favorece a la hora de sacar más detalles en la Vía Láctea.
Con las cámaras con factor de recorte no hay problema si tenemos un objetivo luminoso.
Lo primero que debemos de tener en cuenta para fotografiar la Vía Láctea es la luminosidad del objetivo. Lo más recomendable son objetivos con una apertura en torno a f/2,8.
Con una distancia focal entre 11 y 24 mm es más sencillo fotografiar campos amplios, y para captar los detalles de la Vía Láctea, focales entre 35 mm o 50 mm.
Con las cámaras full frame hay que tener en cuenta que los angulares pueden aumentar la deformación en el contorno de la foto, formando trazas de estrellas en lugar de puntos, lo que en astrofotografía se conoce como “comma”.
Un trípode es imprescindible para poder fotografiar sin movimientos y con más nitidez.
Un disparador remoto nos ayudara a fotografiar la Vía Láctea sin tener que tocar el equipo para evitar movimientos innecesarios.
Una linterna será de ayuda si queremos dar un toque de luz a algún objeto cercano. Imprescindible llevar siempre de repuesto otra batería y tarjeta de memoria adicional