PRIMAVERA (mediados de marzo a finales de junio) A partir del mes de marzo las temperaturas nocturnas comienzan a subir, lo que invita a salir a observar el cielo estrellado aunque tengamos que tomar alguna ropa de abrigo para evitar enfriamientos; ya a mediados de abril y durante mayo la meteorología extremeña es ya muy favorable para realizar salidas de observación con prismáticos, telescopios y cámaras fotográficas. Durante la primavera, sobre todo al inicio (marzo y abril), todavía podemos ver, estudiar y fotografiar con nuestro equipo las constelaciones típicas del invierno tales como Auriga, el Can Menor y Géminis situadas cerca del Oeste prontas a ocultarse temprano. Casi sobre nuestras cabezas, en el cenit, transitan en plena noche las constelaciones de Cáncer, Leo y Virgo, Coma Berenicey Boyero así como la Corona Boreal ya a menor altura. Mirando al horizonte norte veremos Casiopea y Cefeo, muy interesantes porque por ellas cruza la Vía Láctea, así como las dos osas: la Osa Mayor aparece casi sobre nuestras cabezas apuntando permanentemente a la Osa Menor y a Polaris, en el Norte. En el horizonte Este comienzan a aparecer Hércules, la Lira y Cisne mientras que Escorpión se insinúa en dirección sudeste. A medida que transcurren las semanas todas las constelaciones se van desplazando lentamente hacia el Oeste, noche a noche, de modo que mientras Auriga, Can Menor y Géminis se aprecian cada día más bajos –y por ello próximos al horizonte– por el Este vemos más altos Escorpión, Ofiuco, el Águila, Sagitta, Vulpécula y el Cisne, típicas constelaciones de verano, que a inicios o mediados de junio se aprecian perfectamente a buena altura sobre el horizonte.
VERANO (mediados de junio a finales de septiembre).
Esta es la estación del año más calurosa pero, a la vez, en ella la duración del día es máxima (se oculta el Sol muy tarde) y la de la noche es mínima: si salimos a practicar la astrofotografía notaremos que unas pocas horas tras el anochecer ya se está insinuando en oriente el amanecer. Al levantar la vista tras el atardecer todavía podemos ver La Hidra, Cráter y Corvus en el horizonte suroeste mientras que Cáncer, Géminis y Auriga se aprecian muy bajas en la zona nordeste. En el cenit, muy altos sobre nosotros, distinguimos Boyero y la brillante estrella dorada Arcturo, la Corona Boreal y Hércules. Muy altos en la bóveda celeste podremos observar las estrellas de Cisne . La Lira, por su parte, nos ofrece la brillante estrella Vega. En el Sur destaca Escorpión con su brillante estrella gigante Antares. También podemos estudiar la belleza y complejidad de la Vía Láctea a su paso por Sagitario, constelación repleta de nebulosas, así como amplias nubes de polvo oscuro que destacan como “parches” negros sobre el fondo estelar. Leo y Virgo, para los amantes de las galaxias y cúmulos de galaxias, a primera hora de la noche todavía están bien situadas para observar sus componentes con un buen telescopio o intentar fotografiarlas si la noche es oscura. Entre los días 1 de 15 de agosto, con el máximo cerca del día 11, podremos asistir a la lluvia de estrellas fugaces conocidas como Perseidas (“Lágrimas de San Lorenzo”), ya que el radiante está situado en Perseo; son los restos del cometa Swift-Tuttle y, dependiendo de la posición de la Tierra cuando cruce su órbita, pueden ser espectaculares.
OTOÑO (mediados de septiembre a finales de diciembre). El buen tiempo, las temperaturas agradables y los cielos despejados suelen abundar en Extremadura hasta bien entrado el otoño, en ocasiones incluso principios de invierno. Estos factores permiten que podamos continuar observado o fotografiando los objetos de la bóveda celeste durante esta estación. A inicios del Otoño todavía son visibles en el horizonte Oeste las constelaciones del verano tales como Corona Boreal, Boyero, Ofiuco y Sagitario. Estos son los últimos días para fotografíarlas antes de que se marchen hasta el próximo año. Sobre nuestras cabezas, desfilando por el cenit, destacan el pequeño Delfín, el grandioso Pegaso y la extensa constelación de Andrómeda con su galaxia. En la vecina constelación del Triángulo, fácilmente reconocible por su forma, destaca la grandiosa galaxia espiral. En el horizonte norte aparece la Osa Mayor. En el este ya comienzan a verse las constalaciones de Auriga, de la que ya hemos hablaso, y Orión que dentro de unas semanas, ya casi en el invierno, presenta todos sus objetos: nebulosas de gases, cúmulos de estrellas, etc.; Tauro con el cúmulo abierto Híades y las Pléyades va ganando altura de día en día mientras que Cetus y Piscis Austrinus pueden verse en la zona sur a diferentes alturas. Durante los tres meses que dura la estación las estrellas más brillantes son todavía las del Triángulo del Verano (Vega, Altair y Deneb) pero rivalizan con ellas Capella (en Auriga), Aldebarán (en Tauro) así como Betelgeuse y Rigel en Orión; si observamos el cielo casi al final del otoño o trasnochamos podremos asistir a la salida de las brillantes estrellas Proción (en el Can Menor) y Sirio (en el Can Mayor), esta última la más brillante del cielo nocturno.
INVIERNO (mediados de diciembre a finales de marzo).
En estos meses todavía podemos ver en el horizonte Oeste el grandioso Pegaso, el Cisne y la cabeza del Dragón rozando el Noroeste entre la Osa Mayor y la Osa Menor. En el horizonte Sur destacan Columba aunque la vista prefiere pasear por Lepus así como por el grandioso Orión, donde podemos aprovechar el tiempo para observar y fotografiar la Nebulosa de Orión o desplazarnos hacia Can Mayor para ver el fulgor azulado de Sirio. Cerca del cenit brilla la estrella amarillenta Capella, la más brillante de Auriga. No olvidemos que la Vía Láctea cruza esta constelación. Géminis con las estrellas Cástor y Póllux aparecen también altos. En dirección Este podemos ver Cáncer , Leo y algo más tarde Virgo que son constelaciones de primavera-verano.